El precio de dejar algo volar es que no sabes si regresará, creemos que conservar algo nos evitará una complicación que se relaciona con amar, sin embargo puedo decir que es todo lo contrario la encontraremos y no de la manera más adecuada y feliz, creemos que podemos etiquetar todo lo que tocamos, vemos o sentimos como nuestro creyendo que las cosas perdurarán y regresarán cuantas veces se vayan, claro que esto es un simple asunto de la naturaleza del ser humano y es inevitable creerlo y sobre todo hacerlo, pero sin duda alguna aprisiona nuestra realidad, es como si viajarás y vieras todo sólo con un ojo, no evitarás la complicación y peor aun no la disfrutarás ya que sólo veras una sola parte.
La palabra amor no se limita, todos tenemos nuestra definición y cuantas personas existan, será el número de definiciones al infinito, entendiendo esto no sería conveniente que escogiéramos limitarnos, el chiste de la felicidad es dejarnos ser libres ya que amar es también soltar, suena complicado por lo que es bello, cuando queremos dominar y aprisionar no dejamos que esta belleza se de, destapemos ese otro ojo que nos otorgará aquello que nos liberará y podremos ver todavía más.
¿Deseas amar sin prisiones?
Sea cual sea tu definición de amar, toma (si así lo deseas) todo lo que amas y dale su libertad ya que aunque se la quieras quitar continuará volando; es muy simple amar lo que tienes a tu lado lo seguro, lo que ves y lo que tienes, pero lo más profundo y enriquecedor es amar lo que viaja libremente, por muy paradójico que pueda sonar.
Lo más importante es que si quieres que algo regrese, mejor no lo esperes y en vez de pisar las piedras mientras aguardas mejor toma tus alas y vuela a tu libertad, ábrete a un nuevo paisaje de colores nuevos y contrastantes, ama lo que no esta contigo, sin condiciones, no lo añores sólo ámalo, nada es tuyo excepto tu libertad, ámala y ejercela ya que si tomas lo que es tuyo la vida te prestará aquellas cosas que necesitarás en tu camino llamado felicidad.
